viernes, 10 de octubre de 2008

Tendía de por sí a detenerse de mañana largas horas solo para contemplar sin palabras su bello perfil, en su mirada tan perdida y vacía. Tan inmóviles los dos como queriendo asimilarle. Siempre permanecía allí; los años no le cambiaban sin duda una belleza inmortal. Le quito la vida sin saber. Tan fría y tan constante, tan tímida. Su aspecto frío nunca cedió, dejando solo en tiempo que el desgasto su ser.
Un atardecer dorado; un deseo atrevido por mármol .
Le besa. Duerme en sus pies.

1 comentario:

Mandarina :) dijo...

(:

Un loco atardecer de una mañana desesperada.